Técnicas de Sanación

Aquel que ha contemplado la belleza se vuelve bello para siempre

martes, 15 de mayo de 2012

Yayo




Yayo, es una de mis colaboradoras mas queridas, desde que un día, hace ya tiempo, se acercó a mi despacho de la universidad para que la orientara en un trabajo. Yayo trabaja con el movimiento ecologista. Ella y otra mucha gente altruista y responsable no cesan de hacer llamadas de atención sobre la necesidad de un cambio de modelo, de desarrollar prácticas que conduzcan al equilibrio ecológico y a la equidad social. 

Su lema es vivir mejor con menos, practicar cierta autocontención voluntaria, algo que a todos nos debería hacer pensar, porque en esa sencillez está implicito un mejor comportamiento con la naturaleza y la posibilidad de que muchas más personas puedan acceder a los recursos de la Tierra .

El problema más grande, comentábamos Yayo y yo, es el modelo de éxito que Occidente ha cultivado y ha exportado al resto del mundo. Este modelo se basa en tener, en acumular cosas y dinero, y cuando más rapidamente mejor (a veces sin que importe mucho cómo ...). Operamos como máquinas veloces frente a una naturaleza que necesita tiempo. La razón de que vayamos sobrepasando los límites de los ecosistemas es, sobre todo, nuestra prisa: prisa por producir, prisa por consumir, prisa arrojando los residuos a algún lugar donde no se vean. 

Muchos bancos pesqueros están practicamente extinguidos. Todo ha sido por algo tan sencillo como que los barcos extraían peces a más velocidad de lo que las poblaciones allí existentes se reproducían.
Nuestros industriales están obsesionados por producir más cantidad de producto cada vez en menos tiempo, pero eso no ha liberado a los trabajadores, no ha conducido a una reducción de la jornada laboral, tan sòlo ha incrementado a más velocidad  los beneficios de los empresarios.

¿Hacia dónde caminamos? ¿Es sostenible nuestro modelo de vida? Decididamente no. Hemos identificado el desarrollo con lo que los economistas llaman un bien posicional. Es decir, un bien que sólo algunos pueden disfrutar, en virtud de su posición en la sociedad global, pero a costa de que el resto no tenga acceso a él. Éste es el modelo por el cual hoy el 20% de la humanidad (los ricos del planeta) consume más del 80% de los recursos, mientras grandes comunidades en África, América latina, Asia... viven en condiciones de extrema pobreza.

La sostenibilidad es otra cosa. Exige un cambio de rumbo. Viajamos en un barco de trayectoria equivocada, que navega acelerando cada vez más y que se dirige a la autodestrucción. Necesitamos un viraje pero, para hacerlo, lo primero es reducir la velocidad. 
Nos hace falta sosiego para interpretar bien dónde estamos y adónde queremos ir, y también para acoplarnos a las pautas de la naturaleza.

Mientas comentamos estas cosas, Yayo me mira y, con esa lucidez que la caracteriza, afirma "la velocidad nos mata, es la peor enfermedad que Occidente ha exportado al resto del mundo...". Y yo pienso: ¿Hasta cuándo?



"Despacio, despacio"
Maria Novo.             
 

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