Unos niños jugaban en una playa con unas gaviotas.
Las aves venían sin ningun temor a posarse en los brazos de los chiquillos, que bailaban con ellas.
Las aves venían sin ningun temor a posarse en los brazos de los chiquillos, que bailaban con ellas.
Cuando regresaron a sus casas, por la noche, su padre les dijo:
- Me he enterado de que habéis estado jugando con las gaviotas.
- Coged algunas mañana para que también yo pueda jugar con ellas.
- Coged algunas mañana para que también yo pueda jugar con ellas.
Cuando al día siguiente los niños se
dirigieron a la orilla del agua, ninguna gaviota vino a volar cerca de
ellos. Se quedaron lejos, planeando por los aires.
Los
pájaros presintieron que querían apresarlos. Algunas cosas son a veces
maravillosas, pero cuando uno quiere hacerlas suyas, pierden toda su
magia, ya no nos pertenecen.