Luchad por la felicidad como lucharon por el pan los hombres mediocres, y recordad que el amor es la semilla y el fruto del gozo.
Amad a los demás para que puedan amaros, y amaos a vosotros mismos para poder amar a los demás.
No os atéis más que con la cadena de oro del cariño; no serán los parentescos los que unan a los hermanos cuya afinidad está solo en la sangre.
No temáis crecer porque los años os mostrarán nuevos horizontes.
No temáis envejecer porque en cada horizonte encontraréis nueva sabidurÃa.
No temáis a la muerte, porque recordaréis la otra orilla del Gran Rio donde seréis medidos según el peso de vuestro corazón.
Amenhemet I
"Discurso de Coronación (1966 A.C.)"
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