Técnicas de Sanación

Aquel que ha contemplado la belleza se vuelve bello para siempre

sábado, 12 de marzo de 2011

El Buscador



Esta historia trata de un genuino buscador. Muchos años de busqueda incansable, rastreando incansablemente la verdad. Había tomado muchos caminos, practicando muchas técnicas, escuchando a muchos maestros, pero seguía buscando. Una búsqueda que no cesaba, una búsqueda que parecía no tener fin. 
Un día llegó a un pueblo, preguntó por un maestro y le dijeron: 
-No hay ningún maestro como tal, pero en la esquina de aquella montaña suele vivir un ermitaño, un hombre anciano, poco hablador, algo huraño. Quizá el pueda enseñarte algo.
Era un buscador y no iba a desaprovechar la oportunidad. Llevaba tantos años buscando, aprendiendo doctrinas, leyendo libros, acumulando conocimientos de todo tipo. ¿cómo iba a dejar pasar la ocasión?.
Se dirigió a la montaña y comenzó a ascender por una de sus laderas. De súbito observó que el ermitaño bajaba por el camino por el que él ascendía. Vió al hombre y al cruzarse con él le iba a preguntar cómo liberarse, pero antes de que formulase la preguna el ermitaño dejó caer un saco que llevaba a cuestas. Dejó el saco unos instantes en el suelo y miró al buscador. ¡Qué mirada aquella! El poder del Silencio, el poder del signo allende del signo, el poder del gran gesto. Luego el ermitaño cogió de nuevo el saco y siguió su camino. Por primera vez el ermitaño había entendido vivencialmente, existancialmente, con todas sus visceras, con todo su ser, hasta las raices mismas de un devenir. El ermitaño le había hecho comprender.
Hay que dejar el fardo, aunque luego lo retomes, porque ya lo retomarás de otra forma, sin magnificarlo. Hay que dejar el saco de juicios y prejuicios, filtros socioculturales, actitudes egoicas, ideas preconcebidas, adoctrinamientos, puntos de vista, conceptos incluso espirituales. Hay que desnudarse, renunciar, morir para renacer. Luego puedes volver a tomar el saco. Ya no pesa, ya no condiciona, ya no te limita.

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